lunes, 30 de mayo de 2016

La Naturaleza del Hombre
El Ser Humano es una entidad muy compleja. En la literatura teosófica ha sido descrito como teniendo una naturaleza séptuple, que comprende: su cuerpo físico, una contraparte etérea, un principio de "vida" o "vitalidad", sus emociones, su mente (que comprende los niveles abstracto y concreto), los poderes intuitivos y la esencia espiritual.
El estudio, y la comprensión de sí mismo, a la luz de este conocimiento, puede brindarle la posibilidad de descubrir quién es realmente, y aprender a discernir en su naturaleza todo lo que es impermanente de aquello eterno en él. De este modo, por medio de la des-identificación con todo aquello que es limitado, puede dar paso a las facultades latentes en todo ser humano puro, como los elevados atributos del recto pensamiento, la voluntad altruista, el amor y la compasión, y la capacidad de dirigirse hacia la sabiduría. Las más elevadas facultades del hombre son aquellas por medio de las cuales él experimenta la Verdad en contraposición al simple hecho  de estar informado y especular sobre ella.
 

lunes, 21 de marzo de 2016

LA ENSEÑANZA DE UN YOGUI

La Enseñanza del Agni Yogui demanda un ardor continuo. Algunas veces se necesita un
descanso de las manifestaciones ardientes externas, pero la flama interna nunca se extingue. El
fuego siempre vivo se señala en muchas Enseñanzas como un paso en el camino del entendimiento.
Uno se debe acostumbrar a la manifestación del fuego siempre presente. Una indicación desde
afuera no se debe considerar un verdadero impulso jamás. La flama interna arde como una fogata.
Es inútil reprimirla.
El encendido del fuego atraerá una multitud de fenómenos pequeños y evocará un interés en los
experimentos fascinantes. Una enseñanza puede indicar la dirección, pero no debe atar a uno a un
ritual inerte. Recuerde que la decadencia de las escuelas de misterio más significativas, comenzó
cuando sus ritos se volvieron sumamente complicados y perdieron la chispa de la vida. Una
verdadera enseñanza debe vivir tan libre como el Fuego del Espacio.



















¡Eduque, eduque a los colaboradores! La inactividad es el mayor peligro para el trabajo
humano productivo. Se necesita una conciencia ampliada para mantener el ritmo de la acción.
Cuando el momento de la acción llega, la gente se distrae con pensamientos irrelevantes y como
resultado envían contra un tigre una flecha adecuada para un gorrión. Esto no es sólo falta de metaidoneidad,
sino también una pérdida de concentración. ¿No es inferior a una bestia aquel que se ha
privado del poder de la concentración?
El que es inerte espiritualmente no puede ser un Arhat. El maestro a veces habla de la
necesidad de descanso, pero nunca dice que el descanso pueda volverse igual al de un espíritu
moribundo. El que impone esas limitaciones sobre sí mismo no puede ver ni oír.
Se nos habla de los Arhat inmóviles, pero usted debe saber que su inmovilidad es tan solo
externa. Mucha gente se siente a gusto cuando encuentra excusas para su inercia. Cualquiera que
sea llamado a la acción interrumpe su cómodo estado mental. ¿Puede gente así acercarse al
elemento del fuego, el cual por su naturaleza necesita vigilancia? El fuego es como un scherzo,
como una fuga. Pero las brasas brillantes son como un andante. Por supuesto, las distintas clases de
flamas tienen ritmos diferentes, pero un Agni Yogui nunca será un holgazán inmutable.


















Toda era escoge su Enseñanza nueva, correspondiente, cuando todas las anteriores se han
distorsionado. La gente tiene la tendencia a aficionarse a estas distorsiones retorcidas de la fe de
sus antepasados, sin embargo ninguna nueva Enseñanza excluye las precedentes. Se le presta poca
atención a este hecho, pues a los seguidores de toda Enseñanza les gusta construir su éxito sobre la
negación de las Enseñanzas anteriores. Pero es fácil probar la continuidad de lo que la gente llama
religión. En esta continuidad se siente una corriente sencilla de una energía. Al llamarla energía
psíquica, nosotros hablamos de la Sofía del mundo Helénico o del Sarasvati de los Hindúes. El
Espíritu santo de los Cristianos manifiesta signos de la energía psíquica, del mismo modo que el
Adonai de Israel, y Mitra de Persia, llenos de poder solar. Ciertamente, nadie duda que el Fuego de
Zoroastro es el Fuego del Espacio, el cual se estudia en este momento.















La energía psíquica es tanto Fuego como Materia Matrix, y la Enseñanza de un Agni Yogui no
es más que una explicación de la aplicación actual de la energía, la corriente que se está acercando
con Satya Yuga. Esto no es un nuevo despertar de una posibilidad dormida hasta ahora, sino un
esclarecimiento difundido a lo largo del tiempo. Yo digo, la Enseñanza no se puede dar a cambio
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de dinero, ni se puede imponer: presagia la Nueva Era. Uno puede ignorarla o negarla, pero su
presagio es ineludible.

















La era que se acerca se puede entender de una forma adecuada o distorsionada, pero su cercanía
es innegable. Uno puede destruir en un instante lo que tomó siglos construir, pero esa locura sólo
puede engendrar locura. ¿Y no están locos los que intentan vivir sin mente? ¿Qué mente no se
nutre de la energía psíquica? ¿Por qué buscar por la fuente en la oscuridad de la inconsciencia,
cuando uno puede encender fácilmente la chispa inextinguible en el interior y acercarse a la fuente
con plena conciencia?















La Enseñanza sobre los Redentores es relevante a todo lo que existe. Por ejemplo, es
posible influenciar y acercarse a los demás por medio de los terafíns, y de forma similar, pero
mediante el uso de la conciencia, asumir uno mismo el karma de otros. Durante experimentos tan
simples como éste, usted observó que era capaz de hacerse cargo del dolor de los demás cuando sus
nervios se afligían. Del mismo modo, es posible encargarse uno mismo del karma colectivo de un
pueblo. Así se volvería una realidad el concepto de un Redentor. Por supuesto sería necesario
determinar la meta-idoneidad de una tarea de tal responsabilidad.
El karma no es un proceso complejo. Desde la acción más casual o superficial hasta el nivel
más profundo de los motivos, todo varía en forma y color. Uno debe meditar firmemente cuándo es
posible y meritorio interferir en el karma de los demás. Uno puede imaginar casos de autosacrificio
e interferencia beneficiosa en el destino de los demás. Se puede determinar la metaidoneidad
de la interferencia por medio de los fuegos. Los fuegos son los mejores indicadores para
esta decisión pues en éstos la conciencia interna se combina con la conciencia espacial. Y nada los
iguala en vitalidad; son piedras multicolores, el producto de un entendimiento total de las
condiciones circundantes. ¡Usted ve cómo dos conceptos abstractos, los Redentores y el Fuego del
Espacio, se vuelven reales para usted!
















La Enseñanza no existe fuera de la vida. La Enseñanza no viene del exterior de la vida.
Para poder tratar diferentes problemas del espíritu en los colaboradores, Nosotros aplicamos
distintos métodos. No es adecuado aplicar sólo un remedio para todas las enfermedades. También,
Nosotros no rechazamos algo de valor evidente sólo por algún rasgo feo que aún no se haya
erradicado.


















Sabemos acerca de los terafíns. Sabemos que un terafín puede ser astral o material. El
terafín astral es más elevado que uno material, del mismo modo que el mundo astral es más elevado
que el material. Sólo los seres muy desarrollados pueden tener un terafín astral, mientras que los
terafíns materiales pueden servir a cualquier espíritu consciente. El terafín es un modelo de un
evento o cosa actual. Un navegante puede entender más fácilmente el comportamiento de su barco
al estudiar el modelo de una nave. Al contemplar la imagen, la gente, en cierto modo, entra en
contacto con lo que está ausente. Aún los adivinos humildes exigen antes que nada una imagen o
un artículo conectado estrechamente con el sujeto. Estos objetos dirigen su energía psíquica, para
así poder aumentar su efecto, como una guía o un hito.
Con los terafíns materiales, uno debe tener una imagen especial por cada necesidad. Pero el
terafín astral tiene la ventaja de servir a todas las necesidades y de adquirir distintas apariencias
según sea necesario. Por tanto es como un hito, marcando los pasos de uno en el desarrollo de la
conciencia. El terafín astral es un producto de cristalización de la energía psíquica, así como el
material es un producto del esfuerzo físico. La acción principal sucede durante la creación del
terafín, pues es entonces cuando la energía psíquica es más tensa. Aunque el terafín astral es
superior, Nosotros podemos describir la técnica de crear uno material.

jueves, 25 de junio de 2015

miércoles, 15 de abril de 2015

LA INTELIGENCIA EN EL HOMBRE

El Teósofo está de acuerdo con el Profesor Huxley 1 en su declaración de que deben existir seres en el universo cuya inteligencia se halla tan avanzada en relación a la nuestra como la nuestra a la del escarabajo; que tales seres toman parte activa en el gobierno del orden natural de las cosas. Avanzando todavía más a la luz de la confianza que él deposita en sus maestros, el Teósofo añade que tales inteligencias fueron una vez humanas y que al igual que nosotros, ellos también vinieron de previos mundos en donde era dable adquirir una experiencia tan diversificada como es posible de ser adquirida en este globo. Por lo tanto, nosotros no estamos apareciendo por primera vez cuando descendemos a este planeta, sino que hemos seguido un largo e inconmensurable curso de actividad y percepción inteligente en otros sistemas de globos, algunos de los cuales fueron destruídos edades antes de la condensación del sistema solar. Este alcance inmenso de sistema evolucionario significa, pues, que este planeta en el cual nos encontramos es el resultado de la actividad y evolución de algún otro planeta que desapareció hace mucho tiempo, dejando tras sí sus energías que habrían de ser utilizadas en inducir la formación de la tierra, y que a su vez los habitantes de la misma vinieron de algún mundo anterior para proceder aquí con su labor asignada en la materia. Los planetas más brillantes, tales comoVenus, son la residencia de entidades aún más avanzadas, una vez tan humildes como nosotros, ahora elevadas a un grado de gloria incomprensible a nuestro intelecto.